lunes, 6 de junio de 2016

Con los ojos cerrados [Chapter II]

Siento como una de sus manos se escabulle por entre mis piernas, doy un brinco sobresaltándome ante su contacto que logra una descarga eléctrica.

-¿Sabes quién soy? – Claro que lo sé, nadie podría olvidar tan fácilmente esa voz gruesa que te hiela la sangre, asiento a manera de respuesta – Me alegra mucho saberlo – su mano sube aún más casi colocando su mano en mi miembro.
-¿Q-Que haces? – logro soltar.
-Nada, nada no te espantes – dice mientras siento como comienza a desenredarme las manos que están sujetas por atrás de la silla al igual que mis tobillos
-¿Por qué haces esto? –
-¿Quieres seguir amarrado? – al parecer no entendió mi pregunta.
-No me refería a desatarme hablaba de por qué me tienes aquí – le aclaro
-Eso, bien más adelante lo sabrás – dice de manera rápida y sencilla.

Siento el roce de sus dedos hábiles que desatan mis manos, las cuales están entumecidas, estornudo.

-Más vale que no te enfermes o aquí rodaran cabezas – escucho como sus dientes rechinan al parecer está enojado.
-Tus amigos fueron los que me echaron agua. Yo no tengo la culpa – escupo enojado.
-No son mis amigos y aquí nadie te está echando la culpa de nada –

Una vez que mis manos están libres al igual que mis pies, me llevo las manos hacia la tira que me impide ver lo que está pasando a mí alrededor.

-¿Quieres que te la quite? – su voz gruesa me hiela la sangre, tengo miedo por lo que solo me limito a asentir – Bien –

La presión a causa de lo que me cubre los ojos se desvanece y comienzo a abrir lentamente, las luz es cegadora ya que he pasado un buen tiempo con la venda que me impedía observar, lo primero que veo es que estoy en un cuarto totalmente oscuro no hay ventanas ni ninguna fuente de luz, esta oscuro completamente solo se ve la luz del cuarto continuo. Me levanto por mero instinto de supervivencia por el lugar que es totalmente desconocido para mi.

-¿Dónde estoy? – mi voz suena asustada, tengo miedo…demasiado.
-No importa – la voz potente se hace presente, no puedo distinguirlo entre las sombras
-¡¡CLARO QUE IMPORTA!! ¡¡JODER!! ¡¡SACAME DE AQUÍ HIJO DE PUTA!! ¡¡MALDITO PERVERTIDO!! – grite con todo lo que daba, grite…le grite a la oscuridad, me sentía patético. Un sonido de arrastre de algún mueble me hizo retroceder a ciegas, me iba a matar estaba seguro que me iba a matar y después vender mis órganos y a nadie le iba a importar estaba solo en este jodido mundo solo como un perro.
-No soy un pervertido, ni un hijo de puta…simplemente soy tu amo – “Tu amo” ¿Pero de que carajos está hablando? – A partir de hoy me perteneces, eres mío…solo mío – recalco esto último, sentí como chocaba mi espalda con algo fuerte, me gire de inmediato cuando sentí una mano apresar mi muñeca.
-¡SUELTAME! ¿¡DONDE ESTOY!? – forceje para que me soltara pero como respuesta lo único que hizo fue inmovilizarme doblando mi muñeca lo que ocasiono que callera de rodillas en el suelo.
-Estas en donde quiero que estés, mira no quiero lastimarte, así que cálmate – dijo con total parsimonia que me era irritante.
-¡¿COMO QUIERES QUE ME TRANQUILICE PEDAZO DE IDIOTA!? ¡¡ME HAS SECUESTRADO!! – Grite mientras unas gruesas gotas resbalaban por mis mejillas - ¡Por favor déjame ir! ¡Por favor! ¡Juro que no diré nada de esto! ¡Pero por lo que más quieras déjame libre! ¡Por favor! –
-Tu eres lo que más quiero, no puedo dejarte ir – estoy jodido, completamente jodido. Pensé.
-¡Por favor! – lloriquee como un bebe ¿Pero que más podía hacer?
-Lamento repetírtelo, no puedo dejarte ir…y más aun no quiero – su respuesta fue tan directa que hizo que mis esperanzas se esfumaran, se fueran con esa declaración – Vamos a ver, te ducharas, te cambiaras de ropa, comerás un poco y después iras a la cama a descansar todo esto sin poner objeción ¿Entendiste? –
-Pe-pe –
-¿Qué dije sobre poner objeción? Eres mío…entiéndelo de una vez mascota - ¿Mascota? – Ahora serás bueno y dejaras de hacer preguntas de las cuales ya conoces las respuestas – sentí como la fina tela con la que estaba anteriormente vendado de ojos se posiciono nuevamente sobre ellos, me mordí el labio, sentí la presión del nudo sobre mi nuca y otra vez era cegado. –Ven te darás una ducha – me tomo de la cintura, su toque especialmente en esa zona me hizo sobresaltarme rehuyendo a su contacto. – No te voy a ahogar – dijo en un tono de burla.
-¿Cómo quieres que me bañe si tengo los ojos vendados? – exclame, estaba loco si pensaba que podría lavarme teniendo la venda que me impedía ver.
-No hay problema - ¿Qué no hay problema?

Tomo mis hombros y comenzamos a caminar me daba órdenes de que era lo que tenía que hacer y qué era lo que estaba delante de mí para no tropezarme. Finalmente llegamos escuche el interruptor de luz, seguramente hemos llegado al baño.
-Ven camina con cuidado, quítate la chamarra – escucho que me dice lentamente y con movimientos lentos me deshago de esta. – Ahora los pantalones - ¿Pero qué carajos? ¿Este maldito pervertido quiere tener fiesta bajo la ducha?
-¿Puedes salirte? – mi voz sale baja y sumisa, me siento un idiota.
-De que puedo, claro que puedo pero hay un problema. No quiero - ¡Hijo de….! Me deshago de botón y comienzo a bajar el zipper, me va a ver ese mal nacido me vera, bajo lentamente mis pantalones hasta que ellos me traicionan y bajan con rapidez hasta mis tobillos. Maldición murmuro.
-Bien – siento sus manos otra vez sobre mi cuerpo cuando comienza a jalarme – Alza las manos – quiero oponerme, pero el miedo me hace obedecer – las alzo cuando escucho el crujir de unas cadenas, me va a atar nuevamente, siento el frio del hierro en mis muñecas cuando escucho el clic de las esposas que se cierran entorno a ellas. – Ahora no te muevas, no querrás que marque tu lindo cuerpo por culpa de tus movimientos ¿O sí? – Niego rotundamente.
Escucho como jala mi playera y sin más escucho el crujir de la tela siendo rasgada, me remuevo un poco por el nerviosismo, me siento impotente quiero lanzarle una patada y reventarle los huevos de un rodillazo, pero no tengo ni puta idea de donde esta él – Ya vez puedes ser buena mascota - ¡Ja! Cuando consiga como salir de aquí te arrepentirás de llamarme mascota pedazo de mierda.

Mi playera esta fuera y ahora la única ropa que tengo son mi bóxer y mis calcetines, siento como toma el elástico de mis bóxer y los jala bruscamente dejando mi pene al descubierto, siento la necesidad de taparme la entrepierna pero esto maniatado con esposas que no me deja separar mis manos y con los brazos alzados, cruzo una pierna con el único propósito de que cubra aunque sea un poco de mi miembro. Escucho una sonrisa burlona, el idiota se está burlando.

-Abre las piernas – otra orden, al contrario de lo que dijo mi muslo se pegó aún más a mi entrepierna  - ¿Acaso no escuchaste? – esa maldita voz tan demandante, lentamente comencé a separarlas hasta que deje totalmente expuesto mi pene ante él. El ruido del agua cayendo de la regadera comenzó. Sentí un algo pasar por mis muslos lo que hizo que pegara un bote.
-¡NO ME TOQUES! – estalle.
-¿Cómo pretendes que te bañaras si tienes las manos atadas? Te bañare yo – dijo mientras continuaba esta vez subiendo hasta mi pecho.
-¡¡SUELTAME DEPRAVADO!! ¡¡SUELTAME!! – grite y me removí las esposas lastimaban pero me valía mierda porque lo único que quería es que dejara de tocarme.
-¿Por qué? – formulo una pregunta ¿Por qué, qué? – Di por favor –
-¡Por favor! -  suplique
-Te desatare una mano y tú te bañaras, pero eso si nada de quitarse la venda o pueda que me porte rudo contigo y no quieres eso ¿Verdad mascota? – Negué – Creo que no escuche.
-No, no lo haré – dije con apenas un hilito de voz, cuando sentí que una de mis manos era libre, sin más me entrego lo que parecía una esponja de baño.
-Báñate – me ordeno y sin más obedecí.


Una vez que termine de bañarme me quito la esposa y me condujo fuera de la ducha para entregarme una bata de baño y sin más salir.

La venda que tenía en los ojos estaba toda mojada y me pesaba, apuesto que si hago muecas la venda caerá sola por lo que comencé con la tarea de mover los músculos de mi cara hasta que la venda comenzó a deslizarse para abajo, bien está funcionando me dije mentalmente por lo que comencé a repetir la tarea hasta que sentí como podía observar y sin más de un movimiento más la venda cayo quedando colgada de mi cuello.

-¿Te has divertido mascota? – mis ojos se abrieron sabía que era él, era el tipo que entro al local y me observaba
-¡¡NO ME LLAMES MASCOTA HIJO DE PUTA!! – y sin más comencé a inspeccionar el lugar había una salida rápidamente corrí hacia esta, esta era mi oportunidad era mi única oportunidad, pero una fuerte mano me tomo del brazo haciéndome girar, no lo pensé mucho solo actué estampe mi rodilla derecha en la entrepierna del desgraciado que hizo una mueca de dolor y me soltó - ¡Para que aprendas! – dije y volví a correr hacia la puerta, pero una vez más me cogió o más bien tomo una esquina de la bata del baño, rápidamente me deshice de esta, que importaba si estaba desnudo lo último en lo que me fijaría seria en eso. Lo que deseo es escapar.
Llegue a la puerta y gire el pomo, pero vaya tenía tan mala suerte que estaba cerrado, golpe con los puños la puerta.
-¡¡AUXILIO!! ¡¡POR FAVOR SI ALGUIEN ME ESCUCHA AYUDEME!! –
-Nadie te va a ayudar – me gire para encontrarme a ese hombre de cabello negro, ojos penetrantes y amenazadores, esta todo vestido de negro y ahora camina con aire de amenaza hacia mí.
-¿Por qué? ¿Por qué? – pregunto el solo sonríe con suficiencia.
-Nadie te ayudara mascota-
-¡¡DEJA DE LLAMARME ASI!! – grito.
-Te llamo como se me pega la regalada gana ¡ERES MIO! ¡¡ERES MI PUTA MASCOTA!! – su voz fiera como en trueno me hace encogerme.

Llega hasta donde estoy y de una manera certera me toma de los hombros y me inmoviliza.

-¡¡SUELTAME!! ¡¡SUELTAME!! – comienzo a forcejear.
-Tú lo pediste – y sin las escucho un certero manotazo en mi nalga izquierda que hace que me cale hasta los huesos, siento el hormigueo y el dolor que su palmada ha ocasionado en mi nalga, y sin ni si quiera pensar siento el otro, escucho como algo se desliza y sin más siento un fuerte golpe en mi muslo derecho.
-¡AAAAAAAAY! – grito dolorido este golpe ha sido peor que los últimos dos y sin más siento otro en mi pantorrilla izquierda. -¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR PARA! ¡YA NO ME PEGUES! ¡ME PORTARE BIEN! – digo entre sollozos lastimeros, como un cachorro.
-Necesitas un castigo mascota – exclama con la mirada profunda y envenenada.
-¡NO! ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡PARA! ¡ME PORTARE BIEN! – las lágrimas me nublan la vista y siento que a causa del dolor de los golpes quiero desmayarme, al parecer el también lo nota por que vuelve a sujetarme.
-Si a ti te gusta dar golpes a mí me encanta, no tientes a tu suerte pequeña mascota o saldrás mal parado. Mejor obedece es lo único que puedes hacer si quieres mantenerte con vida ¿Entendiste?
-S-s-si – titubeo.
-Bien ahora te secare y estarás tranquilo – cogió una toalla y me restregó el cabello para secarlo, quería volver a poner objeción pero no quería recibir más golpes por lo que me quede quieto, una vez que termino boto la toalla y me dio ropa interior la cual me puse rápidamente.
-Bien mascota es hora de dormir –
-¡¡SEEEEEEEEUNG!! – escuche decir
-¡¡YA VOOOOOOY!! – grito mi secuestrador al parecer los otros estaban ahí también.
-Hora de dormir – y sin más sentí un pinchazo en el cuello.
-¿Q-Q-Que m-m-me e-est-a-a pa-pa-sa-a-ando –
-Duerme mascota-


Y esto fue lo último que escuche antes de quedarme completamente inconsciente.

jueves, 2 de junio de 2016

CON LOS OJOS CERRADOS



CHAPTER I


Hay poca gente en el pequeño restaurante de comida rápida en donde trabajo, van a dar las cinco de la tarde y acabo de entrar para mi segundo turno, tuve que cubrir a Dylan esta vez ya que tenía que ir al médico a enterarse de que probablemente su novia está embarazada ¿Pero qué carajos les pasa a los adolescentes? Ser padres a los dieciséis no es precisamente un orgullo. Me pregunto y respondo yo mismo mientras tomo la botella de desinfectante y la franela para limpiar las mesas, camino hacia una de ellas la que esta exactamente cerca de la ventana. Roció con el atomizador de la botella el desinfectante sobre la mesa y comienzo a limpiar.
Las personas no pueden comer sin batir toda la mesa, vale que es una hamburguesa y esas cosas grasientas pero por favor come decentemente, me auto contesto, la mesa nuevamente tiene aspecto de ser mesa y no un lugar donde aventar sobras de comida. Acomodo bien el servilletero y me giro para continuar con las demás mesas.
Me dirijo a una en la cual las personas que la estaban ocupando se paran y se alejan, sonrió a estas personas si les han enseñado modales, nuevamente roció el desinfectante y paso la franela por la mesa.

-¡¡Ji!! – me grita Zamantha desde el mostrador, avanzo hacia donde esta ella de seguro que se le ha trabado nuevamente la caja registradora o no sabe que botones apretar para tomar la orden. Zamantha es una recién ingresada por lo que está en etapa de aprendizaje y si logra pasarla se queda. Realmente dudo que dure esta semana.
-Dime Zamy – le he puesto un diminutivo, la chica es linda y tierna pero muy torpe, a pesar de eso me cae de maravilla.
-Tengo que ir al baño ¿Podrías encargarte de tomar las ordenes? – dice mientras me lanza unos ojitos como el gato con botas, me da risa el solo verla así.
-Anda ve, yo me encargo de esto – digo apuntando la computadora en donde se toma la orden.

Zamy sale disparada para la parte trasera donde esta nuestros vestidores así como el baño para los trabajadores, suspiro cuando llega los primeros clientes.

-Buenas tardes ¿Desea que le tome la orden? – Es una mujer con un niño de cinco años más o menos están frente de mí a la espera de que les demos su comida.
-Claro, dos hamburguesas una chica y una grande, refresco de cola grande y un jugo de manzana y dos papas a las francesas grandes. Por favor – rápidamente tomo la orden mientras doy clic para que la computadora sume su orden
-Serian trece dólares – le digo extendiendo su ticket de compra mientras le paso la lista de la orden a mi compañero para que se la pase a John que está en la cocina, la mujer me da el dinero y yo abro la caja registradora  – En un momento le entregan su orden. Gracias por su compra – le digo mientras amplio una sonrisa en mi rostro y le entrego su cambio.

Veo como el niño corre hacia donde están los juegos de menores ante el grito de al parecer su madre de no alejarse mucho.

-Disculpa ¿Puedes tomarme la orden? – un chico de más o menos veinte años me dice mientras una chica está colgada de su cuello.
-Oh lo siento ¿Qué ordenaras? – exclamo avergonzado por estar de despistado.
-Dos hamburguesas de pollo, dos refrescos de manzana, dos papas a la francesa y dos helados de chocolate con jalea de fresa – una vez más hago muestra de mis habilidades para tomar la orden tecleando rápidamente un minuto después el ticket está saliendo – Serian catorce dólares con cincuenta por favor – el chico me extiende una tarjeta y sin más la paso por la terminal, otro nuevo ticket vuelve a salir. – Me podrías firmar aquí por favor – le señalo el lugar donde se es requerida su firma una vez hecho el procedimiento entrego la orden a nuevamente a mi compañero y está esta rumbo a la cocina.

Zamy ha tardado en regresar, esta niña de seguro ha de estar llamando a su novio o viendo su Facebook, me centro en las personas que están comiendo mientras conversan de algo interesante o gracioso por las caras que ponen; unos ríen otros están serios. Las risas de los niños también ambientan el lugar, subiendo y bajando por los toboganes, zambullirse en la alberca de pelotas o brincar en los inflables. Quien quisiera ser niño y no preocuparse por nada, cuando eres niño no te preocupas por mantener a tu familia solo es juego y nada más, las imágenes de mi difícil infancia se arremolinan en mis recuerdos. Yo no venía a comer hamburguesas con mis padres yo iba a trabajar cargando bolsas pesadas para que me dieran un dólar a cambio y llevarme aunque sea un pan a la boca, yo no jugaba como todos estos niños yo tenia que llevar dinero a casa para que mis hermanos comieran.
En cierta forma envidio a esos niños que tienen todo, que tienen dos padres en casa preocupándose por ellos, un plato de sopa caliente cuando llegan de la escuela, cuando iba a la escuela me iba sin desayunar y si bien me iba podía comer alguna sobra que me daban las señoras del comedor. Envidio a esos niños que gozan de una infancia sin preocupaciones ni problemas.
Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, cuando recuerdo mi pasado siempre término llorando preguntándome ¿Por qué yo no tuve la oportunidad de merecer eso? Sacudo mi cabeza cuando mis ojos quedan atrapados en el aura enigmática de un hombre que ha entrado al local y que comienza a avanzar hacia donde estoy yo. Es alto, corpulento, lleva una camisa manga larga de cuadros color grisácea con negro y café, un pantalón ceñido a sus piernas dejando ver lo fuertes que son, no sé si es un vaquero o un pantalón de piel pero sin duda parece como si hubiera sido especialmente echo para él, su cabello negro como la noche está perfectamente peinado y acomodado, se ve sedoso. La boca se me ha secado por completo y no logro encontrar una explicación coherente de lo que está sucediendo.

-Buenas… - ve su reloj – Tardes – sonríe, sus dientes perfectos y blancos se asoman entre sus labios.
-Buenas tardes – logro pronunciar - ¿Le puedo tomar su orden? – el efecto ha pasado tengo que concentrarme en mi trabajo, por muy apuesto que este primero es mi trabajo.
-Si gracias, una hamburguesa y un refresco de cola si no es mucha molestia – su voz es gruesa y embriagadora…te seduce al momento.
-Claro – comienzo a teclear la orden del aquel desconocido – Serian cinco dólares – le digo extendiendo el ticket de su compra, nuestros dedos hacen contacto y una chispa inesperada parece crearse en nuestros dedos. Lo miro, al parecer a el también le ha causado la misma reacción – Lo siento – aparto rápidamente mi mano y es como si la hubiera metido al fuego.
-No te preocupes – sus ojos no se apartan de mí, que me está escrudiñando de arriba para abajo.
-En un momento le dan su orden – giro mi cabeza hacia la derecha tratando de que su mirada fija en mí no me afecte, aunque para ser sinceros no hay mucho que pueda hacer contra ella.
-Ji, lo siento me tarde demasiado – Zamy está detrás de mí.
-Eres de lo peor – pronuncio mientras en broma le doy un pequeño golpecito en su mano.
-Lo siento – repite mientras avanza hacia donde se toma las ordenes.

Camino fuera del mostrador para seguir limpiando las mesas que han dejado los comensales, siento como una mirada me sigue y me giro encontrándome con los ojos negros de pantera de aquel extraño que me mira penetrantemente.
Tranquilo Ji, me digo a mi mismo mientras me acerco a una de las mesas para limpiarlas pero la sensación de estar siendo observado me comienza a irritar, me giro hacia la persona que sé que lo está haciendo y le lanzo una mirada furiosa y llena de odio, el sujeto en cuestión solo sonríe ante mi reacción. Le doy la espalda irritado, su jueguito de miraditas es molesto. Dispuesto a encararlo me giro pero ha desaparecido, volteo a todos lados para localizarlo pero fallo pues es como si la tierra se hubiera abierto y lo hubiera devorado.
Suspiro, al menos ya no tengo que estar soportando su mirada clavada en mi espalada. Una vez habiendo terminado de limpiar las mesas me dirijo hacia el mostrador, la cantidad de clientes ha disminuido por lo que ahora el local está en calma.

-Ji, hoy iremos al nuevo centro nocturno que han abierto ¿Iras con nosotros verdad? – La voz de John se hace presente.
-No puedo – respondo
-Tu nunca quieres salir con nosotros mejor confiesa que te caemos mal y que por eso rechazas nuestras invitaciones – Joss la encargada de los empleados protesta mientras se acerca a nosotros.
-No es eso, es que mañana tengo que presentar mi examen y tengo que estudiar y levantarme temprano – y todo lo que digo es cierto mañana presentare mi examen para poder tomar el curso de idiomas que tanto he querido realizar.
-Bueno al menos hay alguien que quiere superarse aquí – menciona Max pasándome su brazo por los hombros – No hay problema hermano, otro día será pero eso sí, si no pasas ese dichoso examen me enojare contigo –
-Lo pasare Max, sabes que es mi sueño –
-Bien, bien si quieres ya puedes irte Ji nosotros nos encargaremos de cerrar, ve a estudiar y patéale el culo a ese examen – declara Joss, todos reímos.
-Joss, nena por lógica un examen no tiene culo – Joss le lanza una mirada a MaX de esas que si surtieran efecto estarías acribillado con por lo menos cincuenta balas en todo tu cuerpo.
-Bien, entonces ¿Ustedes se encargaran de todo? –
-Sí, ya vete Ji nos encargaremos de todo – me dice John quien ha empezado a lavar la parrilla.
-Bueno – me adentro hacia los vestidores y me limpio la cara con toallitas húmedas que siempre llevo en mi mochila, pues la grasa de las hamburguesas se impregna en la cara y te hace parecer farolito.

Una vez listo cierro el locket que me pertenece y salgo para despedirme de mis compañeros.

-Hasta mañana – les digo
-Hasta mañana Ji – pronuncian al unísono.

Hace frio es invierno, abro la mochila para sacar mi bufanda y un gorrito de lana los cuales me coloco, he olvidado los guantes por lo que ahora mis manos se metamorfosearan en morado-verde.
El sentimiento navideño esta por todas partes, arboles luces y otras cosas que sin duda hace que o bien odies la época o la ames. Por mi parte me es indiferente.
Comienzo a caminar calle abajo viendo como algunos locales también comienzan a cerrar, veo el reloj que descansa en mi muñeca y veo que son las nueve de la noche, veo una pequeña panadería abierta por lo cual decido entrar y comprar algo para cenar.
Una vez que he escogido el pan de dulce que más me gusta, pago y salgo del local. La calle comienza a ser desierta y hasta cierto punto me intimida giro hacia atrás para ver que hay a mis espaldas y veo a alguien que también viene bajando la misma calle que yo, comienzo a caminar más rápido estoy sintiendo un mal presentimiento en este momento así que quiero llegar a la de ya a casa y encerrarme para poder estudiar.
Escucho unas pisadas que se acercan me giro y es un hombre con sombrero y gabardina negra que le llega más debajo de las rodillas, está muy cerca y casi siento la necesidad de correr pero en su lugar comienzo a dar zancadas más grandes hasta que mi instinto básico de supervivencia se activa y comienzo a trotar no hubiera tenido tanto miedo si el tipo que está detrás de mí no hubiera comenzado a correr también.
Los chirridos de los neumáticos de un automóvil me distraen y el tipo me sujeta del brazo.

-¡¡SUELTAME!! ¡¡SUELTAME!! ¡¡AUXILIO!! ¡¡POR FAVOR AYUDENME!! – comienzo a gritar forcejeando con el sujeto que me ha sujetado muy fuerte.
-¡CALLATE! – su voz es demandante
-¡SUELTAME HIJO DE PUTA! –
-¡A MI NADIE ME DICE HIJO DE PUTA! – y sin más estampa su puño en mi cara.
-¡¡VETE A LA MIERDA!! – le escupo.

El auto del cual escuche los neumáticos se para a un lado de la acera.

-¡¡POR FAVOR!! ¡¡AYUDA!! ¡¡AYUDA!! – pero es inútil dos hombres con la misma características que el tipo que me tiene tumbado en el suelo aparecen.
Uno toma un pañuelo y sin más lo lleva a mi nariz, comienzo a lanzar patadas al aire pero es inútil comienzo a sentirme cansado y sin más pierdo la noción de mi realidad.


Un choque de algo líquido en mi cara me hace despertar de golpe, toso con todas mis fuerzas pues al parecer me han echado agua en la cara, pero me percato que estoy amordazado y que si sigo tosiendo lo único que lograre es que me ahogue. Noto también que estoy atado de manos y pies no puedo moverme.


-Hasta que despierta este mierda – una voz burlona hace acto de presencia pero no puedo ver nada están en las sombras, quiero mandarlo a la mierda pero la mordaza es efectiva y no me permite si quiera mover la boca.
-Vamos Perro tápale los ojos para que no pueda vernos – un tipo muy alto al parecer como uno noventa se acerca con un pasamontañas y una cinta negra, sin poder hacer algo me tapa los ojos inhibiendo mi visión.
-Ya está –
-Ya era hora – una nueva voz se hace presente.
-Alguien avísele al encargado que ya tenemos la mercancía –
-No hace falta – una voz…esa voz…esa voz yo la conozco - ¿Lo que tiene ahí es un golpe? – Pregunta se hace un silencio sepulcral – ¿Nadie responderá? –
-El hijo de puta por poco me revienta los huevos de una patada – ahí está la voz del cabrón que me pego.
-Pues yo te reventare el cráneo de una patada – anuncia en tono enojado.
-Vamos solo me protegí – se defiende el muy maldito.
-Déjenme a solas con él – y sin ningún tipo de objeción se escuchan los pasos alejándose.

Siento como su mano acaricia donde se está comenzando a hinchar por el golpe, una corriente eléctrica se manifiesta

-Eres hermoso – esa voz… no puede ser…

-Tú – exclamo reconociéndola completamente.