Chapter I
La casa era grande y espaciosa más de lo que una persona
sola podría pedir, diseñada en gustos excéntricos y delimitados que hacían de
una morada elegante la cual estaba llena de pinturas de las cuales se
encontraba “El Grito” de Edvard Munch una réplica exacta, así como finos muebles italianos hechos
precisamente a elección de su demandante, en la sala de estar se encontraba un
gran piano negro que relucía bajo la luz de la chimenea que se encontraba a
pocos pasos de este, la chimenea se encontraba a fuego lento lo cual lograba darle
un toque cálido a la habitación. Un poco más lejos un estante con un número
considerable de depósitos para colocar vinos, así mismo como copas de cristal
colgadas boca abajo que descansaban serenamente. Realmente la habitación estaba
combinada y envuelta en una elegancia que muy pocos podrían darse el gusto pero
a pesar de lo bien distribuido y de la elegancia que este lugar representaba
era demasiado fría que rayaba lo lúgubre.
Así era la casa de Choi Seung Hyun el más reconocido abogado de Manhattan quien
era dueño de uno de los despachos más importantes de la ciudad, un hombre que
podía permitirse el lujo de satisfacer sus más mínimos caprichos ya que poseía una
de las más grandes fortunas para ser exacto el número diez en la revista Forbes.
“Choi
& Asociados S.C” fundada en el año de 2008 se ha establecido
como el número uno en el top ten los mejores buffets de Manhattan, el buffet de
abogados a pesar de su pocos años que han estado en servicio ha logrado tan
alto puesto gracias a la visión de su fundador y a su lema “La mediocridad se define con
pasos y el triunfo con grandes zancadas”
Choi Seung Hyun podría ser fácilmente catalogado como un
joven brillante a sus veintiséis años de edad y con una gran responsabilidad de
dirigir su propio negocio, un joven apuesto capaz de derretir con tan solo una
mirada a las mujeres, alguien quien realmente era un ejemplo a seguir y sin
duda todas encajarían con él. Como dirían las revistas todo un partido para
cualquier señorita que pudiera conquistar su corazón.
Pero él tiene otra visión sobre su propia persona.
Eran las ocho de la noche de un domingo, una silueta se
paseaba por los pasillos de una gran casa dirigiéndose hacia una tenue luz que
se encontraba en la sala de estar, vestido con un pantalón pijama de franela
holgado color gris haciendo juego con rayas y pequeños cuadros de color negro,
Choi Seung Hyun se dirigía hacia la pequeña cantina en donde reposaban sus
vinos favoritos, tomo una botella en la que estaba escrito la leyenda de Louis
Jadot 2006 Chambertin Clos de Bèze un vino francés procedente de la región de Borgoña
tomo una copa y vertió el líquido deslizándolo lentamente sobre el fino cristal
una vez teniendo la cantidad necesaria cerro la botella y la coloco cuidadosamente
sobre el estante.
Tomo la copa y fue a sentarse en el sillón de piel negra
que se encontraba cerca de la chimenea poso lentamente la copa y con ayuda de
los dedos índice y medio de su mano derecha movió la copa haciendo que el
contenido girara y el líquido resbalara sobre las paredes del recipiente tras
hacer esto se llevó la copa hacia la nariz olisqueando el líquido para al final
tomar un sorbo dejándolo unos segundos en su cavidad bucal para después pasarlo
por su garganta.
Hoy era una noche tranquila, Seung alcanzo el control
para poner un poco de música tras pasar cinco canciones que guardaba en su Ipod
escogió Lacrimosa de Mozart, acomodo su cabeza para atrás
pegada al respaldo de sillón y cerró los ojos la música vibrando por toda la
habitación deleitaba los oídos de Seung quien se encontraba relajado escuchando
la melodiosa pero deprimente pieza.
Así pasaron un par de minutos hasta que la pieza termino
por lo cual Seung tomo nuevamente su copa para beber un sorbo grande, sus ojos
demostraban cierto aire de tristeza…una melancolía que se podía palpar en
aquella elegante habitación, la música siguió sonando con claras notas que
expresaban necesidad y perdón.
-Siento vibrar en mí todas las pasiones de un navío que
sufre; el buen viento, la tempestad y sus convulsiones. – recito en un susurro
la poesía “La Música de Charles Baudelaire”
El teléfono comenzó a sonar haciendo que Seung le bajara
a la música que sonaba dentro de la habitación, se levantó lentamente y se
dirigió hacia donde se encontraba el teléfono a no más de cinco pasos lo
descolgó y contesto.
-Choi Seung Hyun ¿Quién habla? – pronuncio con su
distinguida voz gruesa.
-Soy yo Smith, hablo para recordarte que mañana gracias a
tu imprudencia de manejar en estado inconveniente tienes que pagar tu deuda con
la sociedad y será que durante un mes, tres veces a la semana impartirás clases
en una de las Universidades de la Ivy
Leage en la Facultad de Derecho. Tu más que nadie sabe que lo que hiciste hace
dos semana era para que te metieran a la cárcel por lo menos veinticuatro
horas, pero gracias al gran prestigio que tienes te condonaron ya que no
alcanzabas fianza por lo que negocie para que impartieras clases y se tomara
como que el gran abogado Choi Seung Hyun quiere guiar a las nuevas mentes por
el camino de la honestidad – dijo mientras Seung fruncía el ceño.
-Sé muy bien lo que hice
Smith no tienes que echármelo en cara y aunque la idea de ser un
profesor por un mes me es totalmente desagradable lo are a pesar de ir contra
mi voluntad – chillo Seung en el teléfono.
-Mira Seung tu eres como mi hijo y no quiero que te
destruyas; mira esto como una oportunidad para que los periodistas te alaguen.
Saca provecho de la situación como siempre le has hecho – pronunciaba, mientras
Seung rodaba los ojos.
-Ya Smith, si tienes miedo de que no me presente mañana
en la Universidad te repito que iré por cierto ¿A qué hora tengo que ir? - cuestionaba mientras pasaba su mano
izquierda por su cuello.
-Tienes que estar a las ocho y antes de que comiences con
tu berrinche es porque habrá una ceremonia de bienvenida donde se presentaran
los catedráticos de la Facultad así como los alumnos y te asignaran el grupo al
cual le impartirás catedra – dijo Smith
-¡Maldición Smith! Sabes que me jode la multitud, no solo
podía ir a soportar a unos mediocres, si no también tendré que soportar a los
lame botas de la escuela que de seguro quieren quedar bien – escupió Seung con
un tono irritado mientras se masajeaba la sien.
-¡Basta Choi! Esto no tendría que estar pasando si no te
hubieras emborrachado y drogado como un vil adolescente ¡JODER! Tienes
veintiséis y al parecer tienes una mentalidad de un chico de diecisiete. –
pronuncio disgustado Smith del otro lado de la bocina.
-Vale, vale deja de gritar que me crispas los nervios.
Iré a impartir clases y terminare esta idiotez lo antes posible para no estar
lidiando con personas que lo más seguro no entenderán lo que diré y que serán
unos lame botas solo para quedar bien conmigo – exclamo Choi a Smith mientras
rodaba los ojos.
-Como sea Seung solo haz lo mejor posible solo es un mes
y serás libre de tu cadena… tus grilletes se abrirán. –
-Está bien ¿Eso es todo Smith? ¿O quieres seguir jodiendome
la noche? – cuestiono Seung harto de escuchar y aún más harto de saber su
destino.
-Eso es todo Seung te mandare el Mercedes a las siete y
media. Descansa – y tras decir eso colgó, dejando a Seung con una ligera
migraña nocturna.
Se dirigió a tomar su copa y a volver a servir un poco más
de vino para calmar su migraña, algo que no logro por lo que aun con algo de
contenido en la copa se apresuró a su habitación para tomarse alguna pastilla
que le quitara el odioso hormigueo en la parte derecha de su cara. Abrió la
puerta y sin prender la luz se dirigió a hacia los cajones de su buro izquierdo
para tomar una caja de Prozac y coger una pastilla la cual engullo rápidamente
con la ayuda del vino.
Se acostó en la cama tratando de tranquilizarse hasta que
por fin hizo efecto la pastilla con lo cual Seung termino en un profundo sueño.
Los primeros rayos del sol se colaban por la amplia
ventana de la habitación de Seung quien a pesar de que no quería dejar las
cálidas sabanas de seda en el que estaba envuelto se tenía que levantar para ir
a la dichosa bienvenida en la Universidad, tras su pesar se deshizo de las
sabanas y se dirigió hacia el baño para tomar una ducha. Se quitó su pijama y
entro en la cascada de agua caliente tras unos minutos de estar parado dejando
que el agua recorriera su cuerpo comenzó a pasar una esponja color azul con un
gel para ducha y se lo paso dando un pequeño masaje, el olor a menta comenzó a
expandirse por la habitación; tras terminar con su cuerpo se dedicó a su
cabello azabache y deposito una cantidad generosa de champú con aroma a lavanda
en su mano derecha para comenzar con un masaje por su cuero cabelludo tras
terminar enjuago con abundante agua y salió del cuarto de baño.
Se pasó una toalla por su cintura y avanzo hacia el gran
armario hecho de roble en donde saco uno de sus trajes preferidos un
Ermenegildo Zegna color gris oscuro brillante con un conjunto de saco, chaleco
y pantalón a juego con una camisa manga larga blanca y una corbata en líneas
inclinadas color negro y gris. Tras cambiarse se dirigió hacia los cajones para buscar un par de
mancuernillas de plata fina con esmaltado en negro y un pisa corbatas igual en
plata para colocárselas.
Un peinado modesto y como toque final una colonia
Cartier, al terminar se escuchó el teléfono sonar por lo cual se apresuró a
salir de la habitación para contestar.
-Choi Seung Hyun ¿Quién habla? – pronuncio en una voz
apacible.
-Seung el Mercedes está en la puerta – se escuchó la voz
de Smith
-Bajo en seguida – y tras decir eso colgó, tomo un
pequeño maletín color negro y bajo donde lo esperaba el Mercedes color plata.
El trayecto a la Universidad Seung y Smith platicaron
sobre algunos negocios que el buffet tenía a su cargo y que de ahora en
adelante durante el mes que Seung impartiera clases no podría ocuparse así que
determinaron quien se haría cargo de ellos. Tras su conversación el trayecto se
hizo más corto por lo que sin darse cuenta ya estaban en la entrada. El auto
avanzo hasta la facultad donde había directivos que lo esperaban así como
algunos alumnos.
Salió del auto y brindo una pequeña reverencia para
después dar paso a extender su mano hacia las autoridades educativas, con una sonrisa más que fingida avanzo hacia
los presentes. Smith estaba a un lado para asegurarse que Seung no cometiera
una imprudencia, la ceremonia se llevó acabo tranquila entre aplausos, halagos
y agradecimientos de que el más famoso abogado de Manhattan fuera a impartir
sus conocimientos con los alumnos.
Se le especifico a Seung cuál sería su salón y a que
grupo le impartiría clases, el comité educativo concordó que sería
extraordinario que se le impartiera a un grupo de reciente ingreso para que
tengan una visión más amplia de lo que conlleva la licenciatura.
Después de todo por fin Seung se encontraba solo y de
camino al dichoso salón de clases, caminaba por los pasillos con un porte
arrogante y seductor que hizo que varias alumnas se girasen para admirarlo
mientras se secreteaban. Al abogado esa acción de las alumnas le hizo sentir
satisfecho.
Faltaba poco para llegar al dichoso salón cuando sintió
que algo o alguien chocaba contra él, para después sentir un líquido en su ropa
algo caliente, rápidamente se llevó las manos hacia donde el líquido había
caído en su ropa con el penetrante olor a café.
-¿¡Qué demonios te pasa!? – pronuncio el abogado Choi
algo molesto pues la persona menos cuidadosa del mundo había manchado su
costoso traje y aun peor uno de sus favoritos.
-L-lo s-siento – una
vocecilla susurro con la mirada hacia abajo.
-¡Claro que lo sentirás!
¿¡Que no puedes tener cuidado!? ¿¡Eres inútil o que jovencita!? – exclamo con
total fastidio y enojo lo que hizo que sus ojos negros se convirtieran en pozos
profundos que daban miedo.
-E-en v-ver-dad l-lo
s-siento – dijo la pequeña figura alzando la mirada para encontrarse con un
Seung totalmente enojado.
-¿¡P-pero qué demonios!? –
exclamo Seung dándose cuenta que no era una jovencita si no un chico el que
había vertido su café corriente en su traje carísimo.
-En verdad lo siento, por
favor acepte que lleve su traje a la tintorería – dijo el chico recobrando
parte de su seguridad.
-Esto no va a salir ni con
magia – escupió haciendo que la pequeña figura “no femenina” se encogiera de
hombros.
-Lo siento en verdad – dijo
para salir disparado perdiéndose entre los pasillos.
¿Qué demonios fue eso? Se
preguntó mentalmente Choi, él…él…se respondió mientras clavaba la vista por el
pasillo en el cual se perdió.
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